Hay pocas experiencias tan espectaculares como contemplar una gran ciudad a vista de pájaro.

Para vivirla, puedes tirarte en paracaídas o montar en globo, por ejemplo, o también hacer algo mucho más sencillo y económico, como viajar en un ascensor panorámico.

Los ascensores panorámicos se distinguen de los convencionales principalmente por el diseño vanguardista de sus cabinas. Pueden ser rectangulares, con una o más paredes de cristal, o curvos y completamente acristalados, con formas similares a la de una cápsula.

Una de las grandes ventajas de utilizar cristal translúcido en su estructura es que durante el día no precisan de iluminación artificial, lo que hace que contribuyan al ahorro y a un consumo eléctrico más eficiente. Por otro lado, poder ver el exterior a través del cristal proporciona mayor sensación de amplitud dentro de la cabina.

Quizás no lo recuerdes, pero es posible que hayas visto ascensores panorámicos en el patio o vestíbulo de algún centro comercial, hotel o edificio de oficinas. Algunos, hasta forman parte de grandes atracciones turísticas, como en el caso de los ascensores panorámicos del faro de Moncloa, en Madrid.

Madrid y Guadarrama desde el cielo

El faro de Moncloa pretendía ser en sus orígenes una plataforma de iluminación y comunicaciones para el Ayuntamiento de Madrid, aunque también fue proyectada como una torre mirador de acceso público de 92 metros de altura (de los 110 metros que mide en total).

Fue inaugurada el 19 de febrero de 1992 y, con 30 años recién cumplidos, ha llegado a convertirse en un emblema arquitectónico de la capital española.

El acceso al mirador lo hacen posible dos ascensores exteriores, que en 50 segundos aproximadamente recorren el largo de la torre y deleitan a sus pasajeros con unas vistas extraordinarias del paisaje urbanístico de Madrid, así como de la hermosa cordillera de la Sierra de Guadarrama. Un viaje para abrir boca a los visitantes y adelantarles un poco de lo que podrán contemplar con más detenimiento una vez hayan aterrizado en el mirador.

El interior del mirador es una estancia diáfana y espaciosa en la que podremos encontrar un estand de información turística, aseos y máquinas expendedoras. La visita al faro dura alrededor de unos 30 minutos, que si invertimos correctamente, serán más que suficientes para divisar las zonas y edificios más importantes de la ciudad.

Y tú, ¿has subido a este u otros ascensores panorámicos?

En Inapelsa diseñamos, fabricamos e instalamos ascensores panorámicos personalizados, atendiendo a todas y cada una de las preferencias de nuestros clientes: desde la forma y el tamaño que quieren para la cabina hasta la decoración y la elección de materiales para la misma.

Recuerda que puedes ponerte en contacto con nosotros para realizar cualquier consulta sobre nuestros servicios aquí.

Si te apetece seguir ampliando tus conocimientos sobre el mundo del ascensor, te animamos a continuar navegando por nuestro blog. ¡Así fue como celebramos el Día Mundial del Ascensor en Inapelsa!

Hoy es 23 de marzo, una fecha que perfectamente podría pasar desapercibida en cualquier calendario, excepto en el tuyo. Porque si estás leyendo nuestro blog, te resultará curioso saber que hoy, precisamente hoy, es el Día Mundial del Ascensor.

El primer ascensor comercial destinado al transporte de personas comenzó a funcionar en unos grandes almacenes de Nueva York el 23 de marzo de 1857.

Elisha Otis, su creador, ya presentó este invento durante la Exposición Universal de 1853, pero no fue hasta la fecha en cuestión que el aparato se inauguró al público en los almacenes Haughwout and Company.

Desde el blog de Inapelsa, conmemoramos este día con 4 relatos cortos que celebran la invención de este utilísimo medio de transporte. Cada uno dedicado a un personaje y a una etapa de la vida diferentes.

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Infancia

Adriana tiene 11 años, es una alumna de sobresaliente y una joven promesa del fútbol femenino. Su pasión por el deporte y el ejercicio físico no conoce límites. Tanto es así, que cada día sube hasta su casa utilizando las escaleras para demostrarse a sí misma que es igual o más veloz que el mismísimo ascensor. ¡Y vive en un cuarto!

En mitad de uno de sus entrenamientos semanales en el polideportivo municipal, Adriana se torció el tobillo. Este infortunio le provocó una lesión por la que tuvo que dejar de jugar y empezar a usar muletas durante algunas semanas.

Resignada, la entusiasta futbolista aceptó que el ascensor era la única alternativa para llegar a casa y salvar los cuatro tramos de escalera que tan difícil y peligroso resultaba subir con muletas.

Durante los días que duró su recuperación, Adriana tuvo la oportunidad de reflexionar y de agradecer las ventajas de que el suyo fuera un edificio accesible, ahora no solo para sus vecinos más mayores, también para ella.

 

Juventud

Durante el curso de sus prácticas en una agencia de comunicación, Jaime demostró ser digno merecedor de un puesto como redactor dentro del departamento creativo. Y con su incorporación a la empresa, por fin encontró la ocasión perfecta para cambiar de piso.

Su nuevo destino era una vivienda exterior muy luminosa, en la tercera planta de un antiguo edificio del barrio madrileño de Malasaña.

El día de la mudanza, decenas de bolsas y cajas (muchísimas más de las que en un principio hubiera podido prever) aguardaban en el rellano de la que sería su nueva comunidad de vecinos. Pero Jaime respiró aliviado porque, aunque era consciente de que no todos los edificios en el centro de Madrid disponían de ascensor, el suyo había sido reformado y equipado con uno pocas semanas antes de su llegada. ¡Bendita suerte!

 

Adultez

A grito pelado y entre lágrimas de terror y arrepentimiento llamaba Carmen a su madre desde dentro de un ascensor en el centro comercial.

Antes de quedarse encerrada, y mientras esperaba a que su madre volviera del baño, había estado jugando con las puertas automáticas a entrar y salir de la cabina.

Aquel incidente pronto se convirtió en un trauma y en el origen de su rechazo a los ascensores durante buena parte de su vida.

Hoy, con 55 años, Carmen ha vuelto a subirse a un ascensor por primera vez desde entonces, al del bloque en el que vive con su familia. Pero no lo ha hecho por necesidad, su salud física todavía es excelente. Lo ha hecho para dominar su fobia y enterrar de una vez por todas ese recuerdo que tanto tormento le causó durante años, y porque al fin y al cabo sabe con seguridad que, algún día, cuando los años pesen, el ascensor le será de mucha utilidad.

 

Tercera edad

Toda su vida Tomasa fue una mujer inquieta y de fuerte carácter. En sus mejores años, se entregó con tesón al hogar y al cuidado de su familia, primero en su propia casa y después en la de su hija.

Sus últimos años los vivió rehusando quedarse inmóvil. Mientras tuvo voluntad, dos piernas y una muleta como punto de apoyo, ella siguió yendo desde su casa hasta la de su hija casi a diario, aventurándose a caminar por las calles de toscos adoquines y estrechas aceras del pueblo que la vio nacer. No existía en el mundo obstáculo ni peligro capaz de quebrantar su espíritu tenaz y luchador.

Cuando concluía su larga andadura, María, su hija, la esperaba a las puertas de su casa en un segundo piso. Siempre con el carro de la compra en la izquierda y la muleta en la derecha, Tomasa salía del ascensor preparada para darle un abrazo, con paso lento pero firme.

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En Inapelsa, concentramos todos nuestros esfuerzos en hacer más accesibles nuestras ciudades y en mejorar la calidad de vida de las personas, sin importar en qué etapa de la vida se encuentren. Puedes ponerte en contacto con nosotros para realizar cualquier consulta aquí.

¿Te apetece leer un rato más? ¡Échale un vistazo a esta entrada de nuestro blog sobre cómo nos comportamos al viajar en ascensor!

Nuestro comportamiento durante los viajes en ascensor es digno objeto de análisis de cualquier estudio antropológico. Es cierto, aunque pueda sonarte un poco cómico.

Para algunas personas, la fobia a los espacios reducidos y el reparo a subirse a este u otros medios de transporte son razones más que suficientes para sentirse incómodas durante el trayecto. Pero no es de fobias de lo que venimos a hablarte hoy.

De acuerdo con Lee Gray, investigador de la Universidad de Carolina del Norte, prácticamente todos reproducimos el mismo comportamiento cuando nos subimos a una cabina de ascensor. Esta manera de actuar es, en sus propias palabras, «el baile del ascensor».

¡A sus puestos!

Cuando tenemos la suerte de viajar solos, todo el espacio de la cabina es para nosotros, así que podemos colocarnos donde más nos apetezca en ese momento. El baile comienza cuando compartimos el ascensor con una o más personas que no conocemos.

  • Si somos dos, acostumbramos a tomar posiciones en las esquinas diagonales del cubículo.
  • Cuando hay un tercer pasajero nos colocamos formando un triángulo equilátero.
  • En el supuesto de que haya cuatro personas compartiendo la cabina, cada una se colocará en una esquina hasta que las cuatro estén ocupadas.
  • Si el total son cinco pasajeros, este último terminará colocándose en la posición más incómoda casi por obligación: el centro.
  • A partir del sexto ocupante, los pasajeros tendrán que ser ágiles para organizarse y distribuir el espacio de forma equitativa.


Analizando la psicología humana

Un trayecto en ascensor consume solo unos cuantos segundos de nuestro tiempo. Por otro lado, el ser humano es una especie social por naturaleza. Entonces, ¿por qué a veces nos resulta tan incómodo viajar en ascensor con otras personas?

La explicación es sencilla: porque no tenemos espacio suficiente. Por mucho que disfrutemos del contacto y la compañía de nuestros semejantes, también necesitamos espacio personal y oportunidades para estar solos de vez en cuando. ¿Acaso no nos sentimos un poco violentos cuando alguien que no conocemos se acerca demasiado a nosotros?

Aunque sea de manera inconsciente e instintiva, solemos adoptar estas posiciones para asegurarnos (dentro de las limitaciones de un ascensor) de que la distancia mínima interpersonal se está respetando.

Pero nuestros comportamientos sociales dentro del ascensor siguen siendo interesantes más allá del sitio que decidamos (o nos toque) ocupar dentro de la cabina.

Paz en el ascensor 

No hay ninguna norma que así nos lo imponga, pero una vez dentro de la cabina tendemos a quedarnos muy quietos, procurando no hacer ruido y observando un punto fijo para evitar todo contacto visual con cualquiera de nuestros acompañantes. ¿Identificado?

Que nos miren, aunque no sea directamente a los ojos, puede resultar incómodo y desencadenar alguna reacción agresiva en nosotros. Lo lógico es que no queramos tener conflictos en un espacio tan reducido, por eso a menudo nos entretenemos con el móvil o dirigimos la mirada al techo o al suelo.

Los estudios que se han llevado a cabo detectaron además un patrón imitativo en nuestra conducta. Por ejemplo, si todos los pasajeros están mirando hacia la puerta, es muy probable que la próxima persona que entre al ascensor también se coloque mirando a la misma dirección.

En conclusión, a raíz de este análisis comprobamos que es necesario cumplir con una serie de normas sociales básicas y que respetar el espacio individual es clave para una convivencia pacífica.

¿Reconoces en ti mismo alguno de estos comportamientos?, ¿recuerdas alguna experiencia incómoda compartiendo un ascensor? Anímate y cuéntanoslo en la sección de comentarios.

En Inapelsa nos dedicamos al diseño, fabricación, instalación y mantenimiento de ascensores y contamos con un equipo especializado que atenderá cualquier consulta que necesites hacernos. Ponte en contacto con nosotros aquí.

Y como sabemos que en algún momento has soñado con ascensores y te has preguntado qué pudo significar, te invitamos a que leas esta interesante entrada de nuestro blog.

Hoy y siempre el ser humano ha deseado conocer el significado de los sueños.

Los sueños son el reflejo de todas nuestras vivencias, preocupaciones, alegrías, deseos y estados de ánimo, por lo que bien podríamos considerarlos una ventana abierta a nuestro subconsciente.

Seguro que en infinidad de ocasiones has tenido sueños a los que les has encontrado una explicación o razón de ser solo recordando lo que viviste el día anterior, ¿verdad? A veces, el desencadenante puede ser sencillamente algo que hemos visto o algún tema sobre el que hemos hablado con otra persona.

Y tan cierto es eso, como que también existen sueños de los que nos despertamos desorientados y sin entender absolutamente nada de lo que ocurrió en ellos.

¿Has soñado que viajabas en un ascensor fuera de control?

Apostamos cualquier cosa a que responderías con un claro y rotundo «sí».

Los ascensores, en el mundo de los sueños, se prestan a ser interpretados de muchas y muy variadas formas. A menudo esas interpretaciones nos hablan sobre viajes interiores y retos personales, sobre el camino que estamos siguiendo en la vida o sobre el lugar al que nos gustaría dirigirnos. Matices como que el ascensor esté parado o en movimiento, ascienda o descienda, o incluso caiga al vacío, son los que nos ayudan a asignarles significados más concretos y precisos.

Soñar que vamos en un ascensor que de repente se descuelga y cae al vacío a toda velocidad podría venir a decirnos que no tenemos el control de lo que está ocurriendo en esta etapa de nuestra vida. Podría interpretarse como que hay en nosotros la urgente necesidad de recuperar las riendas, de poner en orden nuestros pensamientos, de llegar al lugar en el que queremos estar y, en definitiva, de conquistar por fin los objetivos que nos hemos marcado.

Dicho esto, es importante tener en cuenta que los significados de los sueños deben tomarse solo como lo que son: meras interpretaciones. Porque es cierto que pueden arrojar algo de luz sobre lo que nos está pasando y ayudarnos a entenderlo, pero pueden sernos de más utilidad aún cuando además se combinan con un profundo y consciente ejercicio de introspección y autoconocimiento.

Te sorprendería descubrir que es posible valerse de los sueños para identificar la raíz de algunos problemas personales y que incluso podríamos tomarlos como punto de partida para trabajar en nuestro bienestar emocional y psicológico.

Cuéntanos qué has soñado últimamente en la sección de comentarios, ¡nos encantará leerlo! Y recuerda que puedes ponerte en contacto con nosotros aquí por teléfono o correo electrónico en cualquier momento.

Te animamos a seguir navegando por nuestro blog para descubrir más información útil e interesante sobre el universo de los ascensores.

¿Sabes qué son las torres de ensayo? ¡Deja que te lo contemos!

Los ascensores, como cualquier otro medio diseñado para el transporte de personas, deben ser sometidos a una serie de rigurosos controles de calidad antes de comenzar a ofrecernos a los humanos años y años de fiel y diligente servicio. Y en este caso concretamente, los controles se llevan a cabo en lugares construidos expresamente para este fin. Sería algo así como una universidad o centro de evaluación para ascensores, con sus exámenes y sus correspondientes aprobados y suspensos. Hoy, sin más preámbulos, vamos a hablarte de las torres de ensayo.

¿Alguna vez te has preguntado cómo y dónde se pone a prueba el funcionamiento de un ascensor?

Qué son y para qué se construyen

Las torres de ensayo, también conocidas como laboratorios de transporte vertical, son enormes estructuras que tocan el cielo a las afueras de las grandes ciudades y que han sido levantadas para que en su interior se compruebe, mediante pruebas y ensayos, que los ascensores cumplen escrupulosamente con todo lo que de ellos se espera.

Alrededor del mundo existen unas 30 y la mayoría las encontramos en el continente asiático. Son construidas por las propias compañías de ascensores en áreas con poca población o en polígonos industriales.

La más alta pertenece a Hitachi, se encuentra en la ciudad de Guangzhou (China), tiene 273 metros de altura y se llama H1 Tower.

En Rottweil, Alemania, se alza otra de las principales torres de ensayo del mundo (TK Tower) y, aunque no destaca por estar en el top 3 de las torres más altas, sí lo hace por disponer de un mirador de acceso público, por su peculiar y atractiva arquitectura y por ser la elegida para realizar las pruebas de un novedoso ascensor sin cables.

En nuestro país contamos con la presencia de una torre de la compañía Schindler en la capital andaluza. Originalmente construida para la Exposición Universal del 92 en Sevilla, esta torre ahora también hace las veces de mirador con vistas panorámicas al río Guadalquivir y está equipada con ascensores que suben sus 65 metros y 18 pisos en poco más de 20 segundos.

Y no hace falta que nos alejemos demasiado de Sevilla para hablar de otra torre de ensayo española. La que empezara a construirse en el Campus de la Universidad de Extremadura en 2013 como parte de un proyecto que ha estado paralizado durante años, por fin se pondrá en marcha en 2022. Está en Badajoz, mide más de 40 metros, dispone de 13 plantas y de más de 1.000 metros cuadrados de terreno. En ella se podrán poner a prueba todo tipo de ascensores, ¡y hasta 8 de forma simultánea!

En estos exámenes para ascensores se evalúan, en un entorno controlado, los límites de estrés y fatiga de las cabinas, los de sus maquinarias de tracción, guías, sistemas de reducción de velocidad y paracaídas. Además, que sean torres altas no es casualidad, ya que se necesita de una altura mínima para realizar también diferentes pruebas de velocidad.

Si lo piensas, puede que mientras lees esta entrada tu próximo ascensor esté presentándose a un examen. Pero no nos cabe duda de que lo aprobará. ¡Y con nota!

Si quieres información sobre nuestros servicios, resolver alguna duda o solicitar asesoramiento, puedes ponerte en contacto con nosotros aquí en cualquier momento.

¿Si te dijésemos que hubo un ascensor que protagonizó uno de las escenas más asombrosas del cine de terror, sabrías de qué peli se trata? ¡Descúbrelo aquí!

Tan integrados están los ascensores en nuestras vidas y en la cultura contemporánea, que no solo han hecho apariciones estelares en todo tipo de largometrajes y series de televisión, también han llegado a protagonizar algunas de las escenas más memorables e impactantes de la historia del cine.

El séptimo arte levanta pasiones. No importa si no eres amante del género de terror, o si ni siquiera eres cinéfilo empedernido, es más que probable que hayas visto o, como mínimo, oído hablar de una película tan aclamada, que con solo leer redrum o resplandor ya sepas de cuál se trata.

El resplandor (The Shining, 1980), obra del cineasta estadounidense Stanley Kubrick, se ha ganado con creces un lugar entre los grandes títulos de culto del cine moderno, y está reconocida, a ojos de muchos, como una de las expresiones más artísticas y brillantes del cine de terror de las últimas décadas.

Pero vayamos a lo que más nos interesa, porque una de las escenas más terroríficas y recordadas de esta película tiene por eje central de la acción nada más y nada menos que un ascensor. Y no uno en el que viajan personas precisamente, sino litros y litros de sangre.

La secuencia en la que uno de los ascensores del hotel Overlook se abre lentamente y derrama una ingente cantidad de sangre que salpica paredes, inunda el suelo y hasta arrastra parte del mobiliario consiguió rodarse prácticamente a la primera. Algo que pasaría desapercibido si no fuera porque el rodaje de esta escena se estuvo preparando durante muchísimo tiempo.

El equipo experimentó durante varias semanas hasta llegar a obtener una sangre falsa de consistencia y color lo suficientemente parecidos a los de la sangre humana. Y es que, decir que no fue tarea fácil conseguir una tonalidad de rojo y un espesor apropiados es toda una subestimación.

No menos importancia tuvieron los aspectos técnicos a la hora de armar el set, porque si no se hubieran tomado las medidas pertinentes, la presión de tanto líquido acumulado dentro de una cabina de ascensor podría haber provocado una explosión.

Kubrick estaba tan nervioso y tenía tantas expectativas que, después de tanta preparación e histeria, no quiso estar presente el día del rodaje y confió plenamente en el trabajo de sus asistentes.

El ascensor estaba cargado, la sangre comenzaba a filtrarse y las cuatro cámaras que capturarían el momento a diferentes velocidades estaban ya preparadas. Conforme las puertas se abrieron, una ola furiosa de líquido rojo barrió sofás, sillones y mesas, e incluso salpicó la lente de las cámaras.

Nadie esperaba un resultado tan asombroso y efectivo: la ejecución y el rodaje de esta proeza fueron un éxito. Tanto es así, que esta escena se muestra en diferentes ocasiones a lo largo del film, y hasta fue utilizada, íntegramente, como tráiler para la película antes de su estreno.

Puede que nunca nos lo hayamos planteado, ¡pero hasta un ascensor puede ser un fantástico especialista de cine si nos lo proponemos!

¿Qué otras películas o series recuerdas en las que un ascensor tuviera un papel protagónico? ¡Déjanos un comentario!

¿Te apetece saltar del cine a los parques de atracciones? Dale una ojeada a esta entrada del blog sobre parques temáticos y ascensores de caída libre.

Y no olvides que puedes ponerte en contacto con nosotros aquí para solicitar información sobre nuestros servicios o resolver cualquier duda.

La mejor parte de una comida es comérsela, aquí no hay discusión que valga.

Recoger la mesa y devolverlo todo a la cocina se disputa, junto a otras labores, el premio a la tarea doméstica más fastidiosa. Pero hay pocas cosas en este mundo que no tengan solución, por eso existen los montaplatos, que son, simple y llanamente, ascensores para la vajilla y todo tipo de utensilios de cocina.

Técnicamente, este tipo de elevador no es más que un ascensor diseñado para transportar cargas pequeñas de una planta a otra. Podría ser desde un montaplatos hasta un montacargas con múltiples y muy variadas utilidades: transporte de paquetería en un almacén, de ropa en una tienda de moda, de libros en una biblioteca o, sin ir más lejos, de platos en un restaurante. Y aunque por lo general es una herramienta aplicada al sector servicios, no es extraño encontrarla también en viviendas unifamiliares de más de una planta.

Un montaplatos puede ser una conexión directa entre la cocina y otras estancias de la casa ubicadas en una planta diferente, como el salón o el comedor. Contar con uno en casa nos hará la vida más fácil, en la medida en que solo haremos viajes a la cocina cuando sea estrictamente necesario. También porque transportaremos los alimentos, la vajilla y la cubertería de forma mucho más segura e infinitamente más cómoda.

Para diseñar e instalar un montaplatos será necesario analizar el espacio disponible y deberán tenerse en cuenta las necesidades del inmueble, por eso es un tipo de elevador que se fabrica a medida.

De todas formas, existen una serie de características que por lo general, todos suelen compartir. Quédate con nosotros, que te lo contamos.

Analizando a fondo los montaplatos

Los montaplatos, como los elevadores que transportan personas, pueden tener dos tipos de tracción: eléctrica o hidráulica. A menudo alcanzan una velocidad que oscila entre los 0,30 y los 0,40 metros por segundo y acostumbran a tener una capacidad de carga de hasta 100 kg.

La distancia que pueden recorrer dependerá del tipo de tracción. Si son hidráulicos, suelen tener un recorrido de aproximadamente 12 metros, mientras que si son eléctricos, podrán recorrer una distancia mucho mayor.

Sus dimensiones estarán sujetas, como ya adelantábamos, a aquellas del espacio en el que se pretenda instalar. Normalmente, la altura íntegra del aparato se encuentra entre los 80 cm y el metro. En cuanto a la cabina, suelen tener medidas mínimas de 40×40 cm y máximas de 80×80.

Este tipo de ascensores presenta un acabado en acero inoxidable, mediante lo que se busca darles un aspecto elegante y discreto, para que haya el menor contraste posible con el mobiliario de la cocina y sus electrodomésticos.

Sus puertas, también de acero, son de guillotina, porque funcionan gracias a un mecanismo de poleas y contrapeso que permite que sus hojas se abran y cierren verticalmente.

Para mejor aprovechamiento del espacio en la cabina, es frecuente encontrar equipado su compartimento interior con dos o más bandejas, que podrán ser extraíbles y ajustables a diferente altura si se desea. De hecho, acertaríamos al decir que un montaplatos se parece bastante a una estantería o repisa en movimiento.

Dicho queda entonces; los montaplatos puede ser de gran utilidad no solo en el ámbito profesional, también dentro de nuestros propios hogares.

¿Crees que a tu negocio o vivienda le vendría bien un montaplatos? Cuéntanoslo todo aquí y te proporcionaremos asesoramiento personalizado.

Y si quieres dedicarle un rato más a la lectura, ¡echa un vistazo a esta entrada reciente de nuestro blog sobre ascensores y el espacio!

Son las que impiden que todos tengamos las mismas oportunidades de movilidad.

Entendemos por barrera arquitectónica cualquier obstáculo que dificulte a una persona el libre desplazamiento por un espacio o el acceso a un edificio, ya sean públicos o privados.

Las personas mayores, por sus limitaciones físicas, y las que tienen algún tipo de discapacidad motriz son las más susceptibles a encontrar barreras arquitectónicas durante el desarrollo de sus actividades cotidianas. Y aunque se trata ya de un problema social sobre el que se tiene conciencia y para el que no se deja de buscar soluciones, aún encontramos en nuestras ciudades, edificios públicos, comunidades de vecinos e incluso viviendas unifamiliares, infinidad de barreras que impiden que estos espacios sean completamente accesibles y transitables para todos.

Por poner solo algunos ejemplos, una persona con discapacidad física a menudo se enfrenta a barreras arquitectónicas tan comunes como escaleras en la vía pública, desniveles y hundimientos en la calzada o ausencia de ascensores en los edificios públicos y en los accesos al transporte subterráneo.

Entremos a analizar los diferentes tipos de barreras físicas que existen y las soluciones de que disponemos para salvarlas.

Tipos de barreras arquitectónicas

 

Urbanísticas

Son las que encontramos en cualquier espacio o vía libre y de uso público. Puede ser, por ejemplo, una escalera que conecta zonas a muy diferente altura en una ciudad; a menos que se habilite una rampa apropiada o se instale un ascensor, será prácticamente imposible que una persona en silla de ruedas pueda desplazarse de una altura a otra.

El desnivel entre la acera y el paso de peatones, los desperfectos en el pavimento de la acera o la falta de espacios reservados para el aparcamiento de personas con movilidad reducida constituyen otros ejemplos bastante representativos de este tipo de barreras. No obstante, la ley en España vela para que cada vez sean menos y para que se tengan en cuenta estas necesidades de desplazamiento a la hora de urbanizar y acondicionar los espacios públicos.

 

Edificación

Las que encontramos dentro de un edificio, independientemente del fin para el que fue construido y de si es de acceso público o privado: un centro comercial, la sucursal de un banco o un edificio de la administración pública, por ejemplo. Cualquiera de ellos debería tener adaptado el acceso a su interior y disponer de ascensores si tienen más de una planta.

Un edificio debería tener también, entre otras características, puertas y pasillos lo suficientemente anchos para que una persona en silla de ruedas pueda moverse y girar sobre sí misma, interruptores, pulsadores y pomos a una altura apropiada, y mostradores de atención al público que permitan que tanto el trabajador como el visitante puedan interactuar sin dificultad.

 

Transporte

Son las barreras que impiden o hacen difícil la utilización del transporte público: ausencia de espacios reservados para sillas de ruedas en el medio de transporte, ausencia de rampas que permitan el acceso y el descenso del vehículo, ausencia de ascensores para bajar al metro o hacer transbordos entre líneas, etc. Aun así, es justo reconocer que cada vez se encuentran menos barreras de este tipo, especialmente en las redes de transporte de las grandes ciudades.

 

Hogar

Todos los obstáculos que hemos analizado, además, pueden encontrarse también en el interior de una vivienda. Son las que conocemos como las barreras arquitectónicas del hogar: enchufes a una altura inapropiada, mobiliario que impide la circulación, baños no acondicionados, o la ausencia de cualquier solución que permita salvar la escaleras, por ejemplo.

 

Cuando se trata de poner remedio a las diferencias de nivel en la ciudad y dentro de los edificios, los ascensores, las sillas salvaescaleras y las plataformas elevadoras son soluciones de lo más eficaces, y en Inapelsa nos enorgullecemos de poder ofrecerlas como parte de nuestros servicios y de contribuir a dar una mejor calidad de vida a quienes más lo necesitan.

Te animamos a que te informes sobre las ventajas de instalar un ascensor unifamiliar en esta entrada de nuestro blog y a ponerte en contacto con nuestros profesionales para lo que necesites en cualquier momento.

Si algo caracteriza especialmente al ser humano es su naturaleza inquisitiva y su capacidad para crear y desarrollar nuevas tecnologías.

Y no conforme con haber conseguido que el hombre ponga los pies en la Luna y explore otros planetas, la ciencia espacial se propone ahora idear la manera de conectar la Tierra y el espacio de una forma más práctica, más económica y menos contaminante.

Nos referimos, efectivamente, a los denominados ascensores espaciales, que podrían llegar a ser una realidad en un futuro aún por determinar.

Dicho esto, puede que ahora estés visualizando en tu mente la imagen de una torre kilométrica, por la que una cabina de ascensor (que casualmente se parece a la de tu comunidad), partiera desde la corteza terrestre hasta el espacio sideral. No te culpamos, pero no, no sería tan sencillo.

Una estructura de semejantes dimensiones tendría un peso inconmensurable, lo que haría imposible que se mantuviera erguida. De hecho, esta idea ya la tuvo el físico ruso Konstantín Tsiolkovsky en 1895, quien pronto entendió que no era factible por las razones que ya hemos expuesto.

En 1959, su compatriota Yuri N. Artsulanov quiso darle un giro al concepto: empezó a contemplar la posibilidad de colocar un satélite que se mantuviera en una órbita fija y que estuviera conectado con la superficie de la Tierra. ¿Cómo?, mediante un cable tensado a través de un mecanismo de contrapeso, que permitiría que el satélite permaneciera inmóvil a esa altura, pero desplazándose en paralelo con nuestro planeta.

El cable sería entonces una vía o raíl por el que circularían cápsulas o vehículos de transporte. En otras palabras, el cable y la cápsula serían al ascensor espacial lo que el foso y la cabina a un ascensor convencional.

Obstáculos en la expedición

Pese a que esta propuesta sí podría llevarse a la práctica, a día de hoy no existe un material apropiado con el que construir un cable lo suficientemente fuerte y resistente.

Otro de los grandes retos es el de encontrar una fuente energética adecuada para alimentar la estructura y propulsar las cabinas.

Lo que se espera es poder reducir el enorme coste de combustible de las misiones espaciales, pero si por ejemplo se sustituyera el combustible por energía eléctrica, ¿cómo podríamos hacerla llegar a tantos kilómetros de altura?

Mientras los equipos de investigación implicados en este proyecto hacen frente a este mar de incógnitas, nosotros podemos ir trabajando al mismo tiempo en idear soluciones que mejoren la accesibilidad de nuestras ciudades, sitios públicos y viviendas.

Porque puede que el espacio nos quede un poco lejos, pero sí estamos cada vez más cerca de vivir en un entorno con las mismas facilidades para todos. ¡Haz una visita a esta entrada de nuestro blog sobre accesibilidad y ascensores!

Y no olvides que puedes contactarnos aquí para lo que necesites.

La cuarta dimensión está a solo un viaje en ascensor, ¿te atreverías a subir a la Torre del Terror?

The Twilight Zone: Tower of Terror es una atracción de caída libre de los parques temáticos Disney de todo el mundo. Su ambientación y estética toman inspiración en la serie estadounidense de principios de los años sesenta The Twilight Zone, que en España conocimos bajo el título La dimensión desconocida.

Si te gusta estar al día sobre la tecnología de los ascensores y eres de los que persiguen todo tipo de experiencias y emociones fuertes, bajo ningún concepto deberías perdértelo. ¡Ni quedarte sin leer esta entrada de nuestro blog!

Hablemos en detalle sobre el funcionamiento y las peculiaridades de esta terrorífica y divertida atracción.

Rápidos y furiosos

Los intrépidos aventureros que visiten la Torre del Terror realizarán un recorrido por sus tenebrosas estancias e irán adentrándose poco a poco en una historia cuyo colofón no será otro que una caída al vacío, frenética y cargada de adrenalina.

Aunque las especificaciones técnicas de la atracción pueden variar ligeramente dependiendo del parque, la altura aproximada del edificio es de unos 61 metros, y es en la torre principal donde se encuentran los ascensores de caída.

Durante el ascenso, la cabina se detiene y abre sus puertas para que los pasajeros puedan presenciar los horrores que alberga cada una de las plantas de la torre.

Haciendo uso de técnicas de «perspectiva forzada» y de «fantasma de Pepper», mediante las que se juega con la angulación de las superficies y la proyección de imágenes, se crea la ilusión en los pasajeros de estar delante de objetos reales, es decir, tridimensionales.

Por si todo esto fuera poco, al llegar a la última planta, el ascensor realiza un desplazamiento horizontal por un pasillo oscuro, en el que nuevos juegos de luces y proyecciones serán preludio del tan esperado descenso al vacío.

El ascensor cae a una velocidad aproximada de 63km/h y, aunque la torre mide 61 metros, por razones de seguridad la caída que experimentan los pasajeros es de 27 metros en total (de nuevo, estas particularidades pueden variar ligeramente de un modelo a otro de la atracción). Para añadir aún más intensidad a la experiencia, la cabina sube y baja varias veces a gran velocidad, como si de un yoyó se tratase.

El mecanismo de estos ascensores es prácticamente igual al de los convencionales, con la diferencia de que sus motores son mucho más potentes, a fin de que la caja pueda subir, bajar, acelerar y frenar con mucha más agilidad.

Y lo más fascinante es que realmente no se trata de una caída libre per se, porque la cabina no cae por su propio peso, sino por un mecanismo de contrapeso que tira de ella para que descienda mucho más rápido de lo que lo haría por la fuerza gravitatoria.

 

¿Ganas de probarlo?, ¿ya lo has hecho? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!

Si estos ascensores temáticos te han dejado boquiabierto, echa un vistazo a esta entrada de nuestro blog dedicada a los ascensores más impactantes del mundo.

Y si quieres ponerte en contacto con nosotros para cualquier consulta o duda relacionada con nuestros servicios, estaremos encantados de atenderte aquí.