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Paternoster: los ascensores en constante movimiento que desafiaron el tiempo y la gravedad

Antes de los ascensores modernos con pantallas táctiles y sistemas gearless, existieron unos ascensores tan fascinantes como arriesgados: los Paternoster. Estos curiosos mecanismos, formados por cabinas abiertas que se movían sin detenerse, fueron símbolo de innovación y eficiencia durante buena parte del siglo XX. Hoy, aunque en gran parte desaparecidos, siguen siendo una joya de la ingeniería y un recordatorio de cómo la evolución tecnológica ha transformado la movilidad vertical.

¿Qué es un ascensor Paternoster?

Un ascensor Paternoster es un sistema de transporte vertical continuo compuesto por varias cabinas abiertas que se desplazan sin pausa en un bucle constante. Mientras unas suben por un lado del hueco, otras bajan por el contrario, unidas por una cadena que gira en sentido continuo.

Los pasajeros entran y salen del ascensor en movimiento, aprovechando el momento en que la cabina pasa por su planta. No hay puertas, botones ni paradas: el sistema no se detiene nunca.


Por qué se llaman “Paternoster”

El nombre “Paternoster” procede del latín y significa literalmente “Padre Nuestro”. Se inspiró en el movimiento repetitivo de las cuentas de un rosario, que giran sin fin durante la oración. Este paralelismo dio nombre a un tipo de ascensor que, igual que el rezo, no tenía principio ni fin visibles.

Diferencias con los ascensores convencionales

A diferencia de los ascensores tradicionales, los Paternoster no cuentan con cabinas cerradas, ni puertas automáticas, ni sistema de parada. El usuario debe subir o bajar de forma precisa y rápida. Mientras un ascensor moderno transporta a un grupo limitado de personas y se detiene en cada planta, el Paternoster ofrece un flujo constante de pasajeros, ideal para edificios de mucho movimiento.

Historia de los ascensores en constante movimiento

El primer Paternoster fue instalado en 1884 en Londres y su éxito se extendió rápidamente por toda Europa, especialmente en Alemania, Reino Unido y los países nórdicos, donde se buscaban soluciones para agilizar el tránsito en edificios públicos y administrativos

Su auge en oficinas, universidades y edificios públicos

Durante la primera mitad del siglo XX, los Paternoster se convirtieron en un símbolo de modernidad. Eran frecuentes en ministerios, bancos, universidades y grandes corporaciones. Permitían un flujo continuo de empleados sin tiempos de espera, una gran ventaja en la era preelectrónica.

Por qué dejaron de construirse

A partir de los años 70, comenzaron a prohibirse nuevas instalaciones por motivos de seguridad. Los accidentes provocados por caídas, ropa atrapada o tropiezos durante la entrada y salida llevaron a sustituirlos por ascensores convencionales. Hoy, solo algunos Paternoster históricos siguen en funcionamiento bajo estrictas condiciones y con señalización de advertencia.

Cómo funciona un Paternoster

Cada cabina está abierta por delante y por detrás, sin puertas, y se desplaza lentamente (a unos 0,3 m/s) para permitir que el usuario entre o salga sin peligro —al menos, en teoría—. El sistema no se detiene nunca, creando una sensación de movimiento perpetuo.

Mecanismo de cadena y poleas sincronizadas

Las cabinas están sujetas a una cadena de acero sin fin, guiada por poleas superiores e inferiores. Una mitad sube mientras la otra baja, manteniendo el equilibrio y reduciendo el consumo energético. Es un ejemplo de ingeniería simple pero eficiente, similar al funcionamiento de una cinta transportadora vertical.

El ciclo sin fin: subir y bajar sin detenerse

Cuando una cabina llega al extremo superior, gira en la polea y comienza a descender por el otro lado. Lo mismo ocurre a la inversa. De este modo, el sistema no tiene un principio ni un final definidos, sino un ciclo continuo. El usuario, al subir, siente literalmente que el edificio “nunca para”.

Ventajas y desventajas del sistema Paternoster

Vamos a desgranar las ventajas y desventajas del sistema Paternoster:

Ventajas: eficiencia, rapidez y flujo constante de personas

El principal beneficio del Paternoster era su capacidad para transportar un gran número de personas sin esperas. Su flujo continuo evitaba colas en edificios de oficinas y resultaba ideal para trayectos cortos entre plantas. Además, su diseño mecánico era simple y económico en mantenimiento.

Desventajas: seguridad y limitaciones normativas

La ausencia de puertas y la necesidad de entrar y salir mientras la cabina estaba en movimiento convirtieron a los Paternoster en sistemas peligrosos. Los accidentes, aunque poco frecuentes, podían ser graves. Con la llegada de normativas de seguridad más estrictas, estos ascensores dejaron de cumplir los requisitos exigidos.

Por qué resultan ineficaces en edificios modernos

Hoy, los estándares de seguridad, accesibilidad y eficiencia energética hacen inviable un sistema así. Los Paternoster no son accesibles para personas con movilidad reducida ni compatibles con sistemas automáticos de control o emergencia. Por eso, su función ha pasado de ser práctica a puramente histórica o museística.

En otras entradas de este blog, puedes conocer otras soluciones verticales muy curiosas. Por ejemplo, Gelmerbahn: el funicular más empinado de Europa que reta a la gravedad.

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