Ascensores hay muchos… Y no todos sirven para lo mismo ni funcionan de la misma manera.

Pongamos un ejemplo sirviéndonos de un ascensor turístico-panorámico y de un ascensor montacamillas. El primero busca proporcionarnos un rato de entretenimiento y, el segundo, transportar pacientes que podrían necesitar ser atendidos de urgencia dentro de un recinto hospitalario.

No tendría sentido alguno que el panorámico se desplazara a gran velocidad y que el montacamillas se tomara todo el tiempo del mundo para llegar a su destino, ¿verdad?

Por norma general, los ascensores viajan a una velocidad media de entre 1 y 2 metros por segundo, pero pueden darse excepciones. En esta ocasión, vamos a hablarte de los ascensores de velocidad reducida. Atento.

¿En qué se diferencian?

Los ascensores de velocidad reducida constituyen una solución de transporte vertical más asequible y de fácil instalación, y resultan muy apropiados para mejorar la accesibilidad de pequeños edificios o viviendas unifamiliares.

En líneas generales, este tipo de ascensores tienen en común con los ascensores convencionales la gran mayoría de sus características; la diferencia es que estos se desplazan a una velocidad de no más de 15 centímetros por segundo.

Pero que esto no nos desaliente, porque aunque no destaquen especialmente por su velocidad, sí lo hacen por ofrecerle al usuario una serie de propiedades y ventajas directamente relacionadas con el consumo energético, la optimización del espacio y los controles de mantenimiento:

 

Consumo de energía reducido

Como ocurre con algunos electrodomésticos de bajo consumo, lo normal es que estos elevadores gasten entre 2 y 2,2 kWh.

De hecho, el motor que llevan integrado es más pequeño que el de los ascensores convencionales y esto hace posible, en gran parte de los casos, que no sea necesario incrementar la potencia eléctrica contratada para el inmueble, ni destinar una línea trifásica solo al ascensor.

 

Optimización del espacio

Otro de los grandes pros de estos ascensores es poder ahorrar espacio útil en la finca, ya que sus dimensiones son más reducidas y no son tantos los permisos de obra requeridos para la instalación. Esto se refleja en aspectos constructivos como el foso: con frecuencia, su construcción no es necesaria, y en caso de serlo, el tamaño de este termina siendo bastaste inferior al de los fosos tradicionales.

Con todo, son capaces de transportar cargas comprendidas entre los 250 y los 300 kg, recorrer distancias de 15 metros y abastecer las necesidades de edificios de 5 o 6 plantas.

 

Mantenimiento

Por otro lado, la periodicidad de los controles de mantenimiento para estos equipos también es menor, principalmente porque no son ascensores destinados a un uso sostenido, por lo que sus componentes y materiales no están expuestos a un desgaste tan acelerado.

 

A modo de conclusión, podemos afirmar que los ascensores de velocidad reducida son grandes aliados para casas particulares o edificios donde se prevea un tránsito moderado de personas y la velocidad no sea un aspecto prioritario.

 

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