ascensor accesible

Los ascensores se han convertido en una parte casi imprescindible para la vida cotidiana, porque hacen posible el acceso a muchas instalaciones y edificios a personas mayores o con movilidad reducida. Gracias a la conciencia de facilitar la vida a estas personas, contamos con la presencia de ascensor accesible en prácticamente cualquier edificio.

Pero a veces no es sólo les hacen la vida más fácil. Hay personas que necesitan esta infraestructura para poder vivir con libertad, muchas veces para algo tan sencillo como poder bajar a la calle a pasear o ir a comprar. En definitiva: poder hacer su vida con normalidad.

Por eso, la instalación de un ascensor a tiempo, aunque para quien no lo necesite pueda ser algo secundario, es lo que a todos ellos les posibilita tener calidad de vida.

Macarena Giménez: el ascensor que le devolvió la sonrisa

Macarena Giménez y sus padres, Carme y Joan, vivían en un piso de unos 40 metros cuadrados, sin ventilación ni ascensor. La joven, de 28 años, tiene una discapacidad del 94% y el grado III de gran dependencia. Los servicios sociales recortaron la prestación que recibía su madre por tenerla a su cargo de 442 a 36 euros.

Después de mucho reclamarla, la familia por fin ha recibido una vivienda que se adecúa a las necesidades de Macarena, con ascensor accesible en el que cabe su silla de ruedas. Antes, sus padres tenían que subir y bajar los pisos con su hija y la silla a pulso para que pudiera bajar a la calle, lo que no ocurría todos los días. Ahora, le encanta bajar a tomar el sol y a pasear cada día.

Esperanza, María y Manolo salen a la calle tras años encerrados

Cuando se modificó el régimen de propiedad horizontal en 2019, se obligó a instalar ascensores accesibles “donde vivan, trabajen o presten servicios voluntarios, personas con discapacidad o mayores de 70 años” en ocho provincias andaluzas. Gracias a esta norma, se debieron rehabilitar numerosos edificios antiguos, devolviendo la ilusión de poder salir a la calle a muchos vecinos con problemas de movilidad.

Esperanza llevaba atrapada 13 años en su propia casa, que decía que se había convertido en una cárcel para ella. Tiene obesidad mórbida y no podía bajar todos los pisos de su edificio para salir a la calle.

María Baños, de 72 años, padece artrosis en las dos rodillas y necesita continuas infiltraciones. Debido a esto, no podía bajar tantos pisos de escaleras, por lo que llevaba mucho tiempo sin poder bajar con sus amigas, hacer la compra, visitar a su familia, etc.

Manolo Hurtado tiene 74 años y serios problemas respiratorios. Tiene leucemia y no ha podido ser operado con transplante de médula debido a su dificultad respiratoria. Para él, bajar la escaleras hasta el portal era imposible.

Todos ellos y sus familias han podido aumentar su calidad de vida gracias a la instalación de un ascensor accesible, adaptando el edificio a sus necesidades.

Debemos tratar siempre de facilitar la mejor calidad de vida posible a quienes cuentan con más dificultades, y eliminar las barreras arquitectónicas es un buen comienzo. Contar con un ascensor accesible es algo imprescindible que para muchas personas puede suponer la libertad. ¿Quieres informarte de cómo hacer más accesible tu edificio? Contacta con nosotros y te daremos la mejor solución. Y si conoces alguna historia como estas, ¡cuéntanoslo en nuestras redes sociales!

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